
Aspectos psicológicos en el contexto hospitalario
La mayor parte de las veces, al hablar de psicología nos centramos en los aspectos psicopatológicos. Sin embargo, cuando nos sometemos a una hospitalización, debemos tener en cuenta otros factores, más allá de los patológicos, que es interesante a tener en cuenta.
¿Cómo nos sentimos cuando estamos enfermos?
Todos sabemos diferenciar el papel que cumple un paciente en un ambulatorio de cuando está hospitalizado. Mientras que en el primer caso, tenemos gran variedad de opciones para expresar cómo nos sentimos; cuando estamos hospitalizados nos vemos limitados por el hospital y sus normas.
Definidos por la enfermedad
La enfermedad nos caracteriza y define. De este modo el paciente puede llegar a sentir que recibe un tratamiento impersonal, ya que siente que es tratado como un mero portador de enfermedad. Se dan casos en los que se ignora la identidad del paciente, refiriéndose a él con el nombre de la patología de la que ha sido diagnosticado, entre otras cosas. Es bastante habitual que los profesionales conversen entre sí en presencia del paciente. Usan una jerga técnica que, a pesar de dar mucha información, puede provocar ansiedad en los enfermos que la desconocen. Por otro lado, los pacientes suelen considerar que su dolor es más intenso de lo que cree el personal sanitario. Esto hace que se sientan incomprendidos en un aspecto básico.
Falta de información
La falta de información es otro de los problemas a los que suelen enfrentarse los pacientes hospitalizados. A pesar de que esto está cambiando, las situaciones de comunicación fluida no son tan frecuentes como se desearía. Por ello, la información deficiente acerca del propósito y resultado de las pruebas e intervenciones puede incrementar la ansiedad y el malestar del paciente ante éstas.
Pérdida de control
Sin embargo, de todas las dificultades que se encuentra el paciente, es la pérdida de control la queja más frecuente. Por varias razones. En primer lugar, el paciente siente pérdida de control de su propio cuerpo; ya que se pueden trastocar las funciones corporales normales. En segundo lugar, el paciente rompe con su rutina diaria. Así no puede controlar las horas a las que come; el sueño; horarios de visitas; etc. Y, por último, el paciente es incapaz de predecir lo que va a ocurrir. Es el personal hospitalario quien decide multitud de aspectos de la vida del paciente.
Hospitalización y cirugía
A todos los inconvenientes de la hospitalización hay que tener en cuenta si se va a llevar a cabo alguna cirugía.
Los procedimientos quirúrgicos son sucesos estresantes. Pueden llegar a convertirse en una fuente de ansiedad elevada que aumente la cantidad de analgésicos que se necesiten; e, incluso el tiempo de estancia en el hospital.
Las investigaciones han puesto de manifiesto que el miedo juega un papel importante en la recuperación del paciente. Los pacientes con un miedo moderado previo a la cirugía, mostraban un mejor ajuste post-operatorio que los pacientes que mostraban un miedo bajo o elevado (manifestaban más cólera y menos cooperación; y se implicaban menos en el tratamiento y desarrollan preocupaciones patológicas, respectivamente). Estos estudios han demostrado lo importante que es informar al paciente sobre las intervenciones quirúrgicas. De esta forma, aparte de reducir los niveles de ansiedad, permiten al paciente tener cierto grado de control. Esto es porque saben y comprenden lo que puede ocurrir.
Hay dos tipos de información que se puede proporcionar al paciente y que resulta beneficiosa:
- Información sobre el procedimiento. Explicar lo que va a ocurrir antes y después de la intervención; dónde le van a llevar; si le van a dar fármacos; etc.
- Información sensorial. Informar de cómo es probable que se sientan antes y después de la operación.
Hospitalización y cirugía infantil
¿Y los niños? La preparación de los niños a las intervenciones quirúrgicas ha sido objeto de estudio debido a las características de esta población.
La comunicación dada a los más jóvenes debe variar dependiendo de la edad. De esta forma, dar información a niños muy pequeños puede no ser eficaz en algunas ocasiones. Esto es debido a que es difícil adecuarse al nivel de comprensión que poseen.
La información debe cambiar de forma y estructura en función de la edad del paciente. En niños de corta edad debe ser muy general; presentada de forma lúdica o con la utilización de instrumentos médicos; al tiempo que se da una información más específica a los padres. A medida que el niño es mayor se puede ir concretando más. Y, en los adolescentes, que pueden recibir información específica, habría que considerar el estilo de afrontamiento que poseen.
El adecuarse a los niveles de comprensión del niño es fundamental para reducir, e incluso prevenir, el miedo y la ansiedad. Les permite comprender su enfermedad y les prepara para los procedimientos médicos. Ayudar a que los niños establezcan una relación de confianza con el personal sanitario que les va a atender, puede ser útil.
Por otra parte, la preparación psicológica de los padres es una estrategia fundamental. Esto se debe a que el comportamiento y la actitud de los adultos puede ayudar a los niños o perjudicarlos. Que nuestro hijo sea hospitalizado es una experiencia altamente estresante para los padres. La ansiedad y el estrés de éstos dificulta la adaptación de los niños a la hospitalización. Por tanto, esta preparación psicológica debe tener como objetivo disminuir la ansiedad de los progenitores e instruirles en procedimientos para que ayuden a los niños durante la experiencia hospitalaria. Los hijos de los padres que han sido preparados psicológicamente están menos ansiosos y tienen mayor capacidad para enfrentarse a los procedimientos médicos dolorosos. En nuestro centro de psicología en Madrid, solemos colaborar con padres y médicos para ayudar al niño a llevar esta situación de la mejor manera posible.