
Desarrollo del apego en la infancia
El apego es el vínculo más intimo que se crea entre los progenitores y sus hijos, y asienta las bases sobre cómo se desenvolverá en el mundo cuando sea adulto. A continuación, te explicamos en qué consiste, cuáles son sus funciones y qué podemos hacer para fomentarlo.
¿Qué es el apego?
Entendemos el apego como el vínculo emocional y de conducta en la primera infancia; es decir, se desarrolla durante los tres primeros meses de vida entre el hijo/a y sus padres. Es la relación afectiva más importante que creamos las personas, y permite que el bebé se sienta protegido y seguro.
El apego desarrolla un modelo interno de relaciones afectivas, que, si bien es bastante consistente, puede sufrir modificaciones por experiencias posteriores.
Cuando somos pequeños necesitamos de un cuidador que nos guíe, enseñe y nos permita reconocernos ante el mundo y el otro.
De esta manera, y gracias a las dinámicas sociales y el buen trato recibido, nuestro cerebro se va desarrollando y configura la evolución psicológica del niño o niña.
Es decir, el apego nos ayuda a conectar emocionalmente con lo que ocurre y con las personas de nuestro entorno.
Las funciones del apego infantil
El apego es clave en el desarrollo psicológico del niño y en la formación de su personalidad porque:
- Es una necesidad del ser humano, como comer, respirar o dormir.
- La calidad del apego influye en el comportamiento y desarrollo futuro del bebé.
- Proporciona seguridad, autoestima, autonomía, confianza y efectividad para enfrentarse al mundo que le rodea.
Además, entre las funciones del apego podemos encontrar:
- Ayuda a mantener la proximidad, ya que gracias al apego la madre o padre sabe lo que el bebé necesita.
- La figura del apego se utiliza como base de seguridad, y gracias a esta, el bebé, poco a poco, comienza a explorar el mundo físico y social.
- El apego permite al bebé sentirse seguro buscando en la figura del apego(los progenitores) el bienestar y el apoyo emocional.
Tipos de apego
Existen cuatro tipos de apego: seguro, evitativo, ansioso-ambivalente y desorganizado.
Apego seguro
Este tipo de apego se caracteriza por la capacidad de los progenitores de responder adecuadamente a las necesidades del niño. De esta manera, el bebe o infante comprende correctamente los sentimientos y es capaz de regularlos, busca la proximidad y contacto, existen expectativas positivas, existe la empatía y la cooperación, se sienten reconfortados por las figuras de apego y muestran ansiedad normal por separación.
Apego ansioso-ambivalente
En este caso, las figuras de apego se muestran cariñosas, pero no saben entender ni comprender lo que el bebé necesita. Existe menos contacto, no hay apenas juego, responden sólo ante las condiciones negativas del niño (si se queja o se porta mal).
Por este motivo, el niño muestra ansiedad intensa, por lo que son difícilmente consolados por la figura del apego, se muestra rabia anticipada, es difícil imponer normas y límites y existe un comportamiento poco social en la adolescencia.
Apego evitativo
Este tipo de apego se caracteriza por unos progenitores irresponsables, negligentes y poco tolerantes con sus hijos. Piensan que todo lo que hace el niño está mal, y aparecen conductas coléricas, agresivas y de rechazo.
Por este motivo, el niño tiene escasa o nula ansiedad por separación.
A su vez, el niño siente que estorba, que molesta, y que no es querido por sus padres.
Apego desorganizado
Está presente cuando los padres maltratan física y psicológicamente al niño. Éste, a su vez, se siente desorientado, intenta aproximarse a sus padres, pero no existe contacto ni vinculación.
En este tipo de situaciones, los niños se sienten desmotivados y sin metas, sienten miedo, angustia, temen a su figura de apego y buscan a otras personas para que cumplan esta función. Además, es más probable que si un niño desarrolle este tipo de apego, que muestre mayor número de conductas agresivas y problemas de conducta.
¿Qué puedo hacer para fomentar el apego seguro en mi hijo/a?
Para fomentar el apego seguro es indispensable hacer uso del juego y proporcionar contacto afectivo y físico.
También es muy importante estar atentos a las necesidades del pequeño, comprender y empatizar con lo que expresan y crear un clima de seguridad, relajado y feliz en el hogar.
Además, a través del refuerzo, de la recompensa, el premio o la consideración podemos desarrollar la autoestima y la confianza en sí mismo.
Debemos tener en cuenta que la atención y el afecto es el mayor regalo que podemos dar a nuestros hijos, por lo que te invito a que si tienes hijos pases más tiempo con ellos, que aprecies sus cualidades y se lo hagas saber.
De este modo vuestra relación y vínculo se verán enormemente fortalecidos.
¡Nos vemos en el próximo artículo!