
¿Son efectivas las terapias de pareja?
Cada vez son más las parejas que acuden a terapia para mejorar la relación, recuperar la pasión o resolver un determinado problema. Pero, ¿hasta qué punto son realmente efectivas las terapias de pareja? ¿Se nota la mejoría? ¿Cómo funciona? Si estás interesado o interesada en este tema, continúa leyendo.
¿Son efectivas las terapias de pareja?
Ya comentamos en anteriores publicaciones del blog en qué consiste la terapia de pareja.
Si crees que puedes necesitar ayuda, en Psynthesis Psicología estamos a tu disposición. Infórmate sobre nuestros servicios de terapias psicológicas y terapia de pareja.
En pocas palabras, la terapia de pareja es un recurso que se utiliza cuando la propia pareja no ha podido solventar su problemática, y necesitan la ayuda de un terapeuta que les permita recuperar la relación, la confianza o la pasión.
Existen multitud de situaciones por las cuales la pareja acude a terapia, tantas cómo parejas hay. No existen casos ni aplicaciones generales, ya que cada pareja es un mundo propio. Sin embargo, estas razones suelen atender a temas como la desconfianza; las discusiones; la rutina; la falta de sexo o comunicación; y las infidelidades.
Aportando datos concretos
La gran mayoría de veces, la pareja no acude a la primera de cambio a un terapeuta; si no que intentan resolver la situación por sí solos. En estudios centrados en la pareja, se ha demostrado que de media se tarda entre 5 y 6 años en acudir a un profesional, cuando la relación está muy desgastada, dificultando aún más el proceso terapéutico.
José Bustamante (2015), secretario General de la Asociación Española de Especialistas en Sexología, afirma que “el porcentaje de éxito de una terapia de pareja está torno al 70%. Sin embargo, es mucho más alto si la pareja acude antes, como mucho, dos años después de que aparezcan los primeros síntomas”
Es difícil ser concreto a la hora de aclarar cuándo deben acudir a un especialista. Se establece que lo más correcto es recurrir a este proceso cuando ambas partes lo sientan, tengan los mismos objetivos, y, sobre todo, quieran resolver el conflicto.
Este autor también afirma que 3 de cada 4 parejas que acuden a terapia sienten una mejoría en su relación; y añade que 9 de cada 10 personas que acuden a terapia de pareja admiten una mejora en su estado del ánimo. Estos datos suponen un restablecimiento de la salud y del ámbito laboral, los cuáles también se ven seriamente afectados cuando la relación está dañada.
La terapia de pareja cómo fuente de bienestar
Como ya he comentado, la falta o mala comunicación suele estar presente en este tipo de problemáticas. En la terapia se trabaja mucho el diálogo, y se evitan los monólogos y los enganches a discusiones, que más que ayudar, agravan la situación y provocan tensión y acusaciones. Muchas veces surgen conflictos guardados desde hace años, y que la propia pareja no ha sido capaz de resolver y sacar a la luz anteriormente.
También se enfatizan las emociones que se producen, cambiando los “tú has hecho” por “esto me hace sentir”. Se permite la apertura, la expresión, sin entrar en malas palabras, el contacto y el entendimiento. Ponernos en los zapatos de nuestra pareja, sentir y ver lo mismo que esa persona, nos ayuda a comprender la situación y contemplar que la relación y la mejora es cosa de los dos.
Sólo cuando los miembros de la pareja se involucran en la terapia es cuando se da paso al alivio y al progreso. El terapeuta no es un mago que por arte de magia resuelva los conflictos, sino que es una herramienta, un canal hacia el entendimiento y la salud en pareja. Por lo tanto, es vital que ambas partes se aúnen en los objetivos y sientan que es una tarea común. Para bailar un vals hacen falta dos, siempre y cuando los dos quieran que funcione.
He de subrayar que, incluso acudiendo a terapia, cabe la posibilidad de que la relación no avance, y haya que tomar la decisión de separarse y tomar caminos distintos.
Esto puede resultar chocante, pero hay ocasiones en las que es beneficioso para ambas partes. La aceptación es un camino al bienestar, y por mucho empeño que pongamos a las cosas, si estas ya no funcionan, es mejor dejarlas ir. Es cómo intentar encender un mechero que ya no funciona. Por mucho que lo intentemos, si ya no queda gas que produzca llama y nos empeñamos en encenderlo, nos frustraremos e incluso nos haremos daño.
Sin embargo, si somos capaces de aceptar que ese mechero ya no tiene fuego, nos permitiremos seguir hacia delante. Esto también es parte de la terapia de la pareja, y no quiere decir precisamente que no haya funcionado el proceso terapéutico. Todo lo contrario. Darnos cuenta de la situación real, aceptarla, y, sobre todo, poder cerrar este ciclo de la forma más sana y afectuosa posible, es un paso hacia nuestra propia salud y bienestar.
Sea cuál sea la situación, la relación es cosa de dos. Es posible que una de las partes no tenga del todo claro que quiera acudir a un desconocido y contar sus problemas, y eso está bien y es completamente válido. Es su forma de protegerse. Informarnos sobre la terapia de pareja seguramente calme sus dudas y miedos. La primera sesión es sobre todo informativa y no se indaga mucho en la herida de la relación.
Tener miedo y preocupación por la terapia de pareja significa que valoras la relación y a tu pareja, y es una forma de camuflar tu deseo de mejorarla. El “no saber” siempre lleva algo desconocido, pero también a algo bueno.
¿Te gustaría saber cuáles son algunas de las preguntas habituales que te pueden hacer en una terapia de pareja? pues visita este otro post: ¿Qué te preguntan en una terapia de pareja?
Si estás leyendo esto y estás pensando acudir a un especialista de terapia de pareja en Madrid, estaremos encantados de informaros a los dos y haceros partícipes de todo el proceso.