
El miedo
El miedo es una emoción básica ya que se encuentra en todas las culturas. Para poder entender qué es el miedo, primero debemos tener claro qué es una emoción.
¿Qué es una emoción?
Básicamente, una emoción es una combinación de procesos afectivos e intelectuales; es decir, una emoción es una reacción afectiva y subjetiva al ambiente, que viene acompañada de cambios orgánicos que permiten adaptarnos al entorno.
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Las emociones regulan el funcionamiento mental, organizando el pensamiento y la acción. Además, presentan diferentes características:
- Establecen las metas que son prioritarias y nos organizan para llevar a cabo ciertas acciones concretas.
- Tienen función adaptativa; es decir, son señales internas que nos dirigen para poder mantenernos vivos.
- Influyen en el pensamiento y la memoria, de tal manera que pueden mejorar o empeorar el razonamiento y la toma de decisiones.
- Motivan para poder relacionarse con los acontecimientos que nos rodean.
- Informan acerca de nuestras reacciones ante las situaciones.
- Identifican nuestras necesidades.
- Comunican sobre nuestras intenciones y disponibilidad para actuar.
Sabiendo todo esto, podemos entender que el miedo es una de las seis emociones primarias (junto con la alegría, sorpresa, tristeza, enfado y asco); y es considerada como una emoción negativa, ya que sentirla no es placentero para nosotros. Además el miedo se caracteriza porque establece la meta de que hay que escapar y nos prepara para huir; es decir, nos advierte del peligro y, al ser aversivo, nos motiva hacia el escape o evitación de la situación. Al mismo tiempo nos aporta respuestas motoras y fisiológicas que nos capacitan para soportar la huida (aumento de tasa cardíaca, respiración, agilidad, etc.). En definitiva, es la emoción que, a lo largo de la evolución, nos ha ayudado a sobrevivir.
Desarrollo de los miedos
Ni el miedo ni el resto de las emociones surgen de un día para otro. Los estudios han demostrado que las diferentes emociones van desarrollándose desde muy temprana edad. En concreto, el miedo se manifiesta por primera vez, alrededor de los 7 meses. Es a partir de entonces cuando empezamos a hablar de miedos evolutivos. A ciertas edades, las respuestas de miedo pueden promover la supervivencia de la persona; sin embargo, los miedos vinculados a cada fase del desarrollo pueden resultar normales, específicos de cada etapa y por tanto transitorios.
Primer año
Los bebés comienzan a temer a los estímulos en su medio inmediato, como sonidos fuertes o la pérdida de apoyo. A medida que avanza el año, se va produciendo un incremento del miedo hacia las personas extrañas, los objetos extraños y la separación.
Niñez (1-21/2 años)
Con el inicio de la niñez se observa que aún siguen siendo importantes los miedos típicos de la primera etapa, esto es, los miedos asociados a la separación y a los extraños. Surgen, por otra parte, nuevos miedos relacionados con los peligros como ciertos animales y algunos fenómenos naturales (truenos, relámpagos, etc.). Estos miedos se mantendrán durante la fase preescolar.
Preescolar (21/2-6 años)
Aquí se producen importantes cambios. El niño es capaz de experimentar miedo ante estímulos imaginarios globales, tales como la oscuridad, los fantasmas y los monstruos. La mayoría de los miedos a los animales se desarrollan durante este periodo. El miedo a estar solo pude constituir un proceso evolutivo a partir del miedo a la separación de los padres.
Etapa escolar (6-11 años)
Los miedos son más realistas y específicos. Los miedos más representativos de esta etapa sean los temores relacionados con el daño físico, la muerte y los miedos médicos. Además, adquieren importancia, los temores a la crítica y el fracaso, y los miedos asociados al ámbito escolar.
Preadolescencia (11-13 años)
Esta etapa se asocia a una reducción general de los miedos de tipo animal y a un incremento de los miedos relativos a la crítica y el fracaso. Por otra parte, al suponer el inicio de cambios evolutivos drásticos en la propia imagen, así como también cambios de tipo social e interpersonal, tienen particular relevancia los temores relativos a la autoimagen, económicos y políticos. Los temores vinculados al mundo académico son igualmente frecuentes en esta etapa.
Adolescencia (13-18 años)
Se mantienen los miedos que dominan la preadolescencia, aunque adquieren especial relieve algunos temores más característicos como los relacionados con el sexo, las relaciones interpersonales, el rendimiento personal, la crítica y la evaluación social. Se observa una clara tendencia hacia los miedos que se dan en los adultos, como son los miedos que conciernen a las relaciones interpersonales con amigos y familiares.
Estos miedos suelen disminuir con la edad. Sin embargo, en la vida adulta encontramos que pueden aparecer de manera exacerbada, provocando diferentes patologías relacionadas con la ansiedad.
Diferencia entre miedo, ansiedad y fobia
Como psicólogos especialistas en ansiedad, sabemos que el miedo y la ansiedad son experiencias emocionales diferentes, aunque con frecuencia los términos se utilizan indistintamente.
Ansiedad
Por un lado, la ansiedad suele definirse como una reacción emocional consistente en sentimientos de tensión, aprensión, nerviosismo y preocupación, acompañados de activación del sistema nervioso autónomo simpático (sudoración, aceleración de la frecuencia cardíaca y respiratoria, temblor, etc.).
La ansiedad es anticipatoria; es decir, posee la capacidad de anticipar o señalar un peligro o amenaza para la persona. Consiste en una anticipación tensa y desagradable de una amenaza vaga. Una persona con ansiedad tiene dificultades para identificar la causa de sus reacciones de malestar o la naturaleza del suceso anticipado; generalmente, se trata de una anticipación de sucesos difusos. En la ansiedad no está claro ni el comienzo ni el final de la reacción de ansiedad, pues suele tratarse de un estado generalizado y persistente. La ansiedad es una respuesta ante la incertidumbre. Surge cuando se ve amenazada la propia sensación de integridad, de coherencia, de continuidad o de ser activo.
Miedo
Por su parte, el concepto de miedo es equivalente al de ansiedad. Sin embargo se diferencia de ésta porque la reacción no es difusa, puesto que ocurre como respuesta a un estímulo concreto, real o imaginario. Estrictamente hablando, el término miedo es utilizado para describir una reacción emocional a un peligro específico percibido, es decir, donde la amenaza es identificable. La mayoría de las reacciones de miedo son intensas y poseen la cualidad de una “reacción de emergencia”. Esta característica del miedo implica que éste tenga otras propiedades que no están presentes en la ansiedad, como:
- Se desvanezca al desaparecer el objeto o situación amenazante
- Que tenga un comienzo y un final claramente delimitado en el espacio y en el tiempo.
En resumen, el miedo es una alarma primitiva que se produce en respuesta a una situación de peligro presente y se caracteriza por una reacción de emergencia o reacción de lucha-huida y puede tener una finalidad adaptativa. Y, la ansiedad es una respuesta de aprensión ansiosa; es decir, una combinación difusa de emociones que puede estar asociada a cualquier situación o suceso y hace que focalicemos toda nuestra atención en nosotros mismo de manera desadaptativa, centrándonos en cada sensación corporal que tenemos.
Fobia
Por otro lado, la diferencia entre miedo y fobia es esencialmente de tipo cuantitativo. El miedo puede consistir en una respuesta normal, razonable y apropiada ante un peligro potencial. La fobia, en cambio, puede definirse como un miedo extremo, y por tanto implica una consideración clínica del miedo. Las fobias son miedos que reúnen las siguientes características:
- Son miedos intensos y desproporcionados con respecto al peligro real de la situación.
- Las reacciones de miedo son irracionales (no pueden ser explicadas ni razonadas).
- Las respuestas de miedo no pueden ser controladas voluntariamente. Los esfuerzos de la persona para vencer el miedo suelen ser inefectivos
- El miedo conduce a la evitación de la situación temida. La persona evita la situación amenazante o escapa si inesperadamente e encuentra ante ella. En ocasiones se tolera la situación pero experimentando un elevado nivel de miedo y malestar.
Por tanto, el miedo es considerado como una entidad no clínica; es decir, es una condición considerada normal, integrada en el desarrollo y que desempeña una función adaptativa y de supervivencia. No obstante, si el miedo es intenso y se prolonga en el tiempo puede llegar a ser desadaptativo. Un tratamiento adecuado para el manejo de estos miedos desadaptativos, mejora de manera considerable la calidad de vida de la persona, al intervenir sobre las habilidades de afrontamiento, creencias y expectativas que tenemos de los mismos.