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Las tres caras de Eva. El trastorno de Personalidad Múltiple

Las tres caras de Eva. El trastorno de Personalidad Multiple

Las tres caras de Eva. El trastorno de Personalidad Múltiple

El trastorno de personalidad múltiple se caracteriza por la presencia de dos o más identidades distintas que toman el control de la conducta de la persona de manera recurrente. El paso de una identidad a otra se da de manera repentina. Además, aparece amnesia sobre las otras personalidades y lo que ocurrió durante ese periodo.

Hace ya unos cuantos meses, se estrenó en los cines la película “Split” (titulada “Múltiple” en España). En ella, tres adolescentes son secuestradas por Dennis, una de las veintitrés personalidades de Kevin Wendell Crumb, diagnosticado desde la infancia de trastorno de identidad disociativo o personalidad múltiple.

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Este trastorno es una condición infrecuente. Sin embargo, ha sido tratada en la ficción de forma recurrente, como podemos ver en “El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde” de Robert Louis Stevenson o en la película de “Psicosis” de Alfred Hitchcock.

Personalidad Múltiple a lo largo de la historia

El primer caso de personalidad múltiple reconocido fue descrito por Eberherdt Gmelin en 1971. Una joven alemana, de aproximadamente veinte años de edad, comenzó a hablar un francés perfecto de manera improvisada. Este nuevo yo, conocía la personalidad primaria y mantenía sus recuerdos; mientras que su yo primario no llegó a conocer a esta nueva identidad.

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Caso Mary Reynolds

Durante los 150 años siguientes, se llegaron a documentar hasta 100 casos más. En 1916, Samuel Lotham Mitchel describió el caso de Mary Reynolds. Esta joven, descrita como melancólica, introvertida y solitaria, tras pasar por un estado de ceguera y sordera total, despertó con una personalidad totalmente diferente (extrovertida, bromista y vivaz). Parecía una niña, sin memoria de sucesos anteriores. Cinco semanas después, la personalidad inicial volvió a aparecer tras un periodo de 20 horas de sueño. Volvía a ser la de antes y no recordaba nada de lo que había pasado. Esta alternancia de personalidad se sucedió durante 15 años (siempre ocurría tras un largo periodo de sueño); y, tras casi 30 años, la personalidad secundaria se hizo prominente y fue la que se estableció.

Felida X

A finales del siglo XIX, Eugene Azam describe el caso de Felida X. Felida era una joven tímida, introvertida y seria que alternaba personalidad con una de características opuestas. La personalidad primaria no conocía la secundaria pero si al revés; el yo secundario, de hecho, se burlaba del carácter y poca vitalidad del yo primario.

Miss Beauchamp

Uno de los casos más citados en la literatura científica es el caso de Miss Beauchamp. Este caso fue descrito por Morton Prince en 1905.

Miss Beauchamp era una joven estudiante, trabajadora y responsable que se quejaba de falta de vigor mental y físico y de fatiga. El tratamiento hipnótico parecía intensificar estas características, y el uso posterior de las hipnosis condujo a un cambio de personalidad. En su nueva identidad, la joven se presentaba como una niña, divertida y sin sentido de la responsabilidad. Además, afirmaba odiar toda actividad relacionada con las obligaciones religiosas e intelectuales.

Más tarde, aparecieron otras dos personalidades. En concreto, a su tercera identidad también disgustaban las actividades intelectuales y religiosas; sin embargo, tenía un temperamento irritable y colérico. Las cuatro personalidades que aparecieron se denominaron desde B-I a B-IV. Tanto B-I como B-IV no conocían a ninguna de las personalidades; B-III conocía a B-I y B-IV, mientras que B-II sólo conocía a B-I. Estos patrones asimétricos de amnesia producían complejos problemas de control de la experiencia, pensamiento y de la acción. Tanto es así, que Prince, durante las vacaciones de verano, mantenía correspondencia con cada una de las cuatro personalidades.

Doris Fisher

Posteriormente, en 1917, Walter Prince, presentó el caso Doris Fisher, una mujer que desarrolló cinco personalidades diferentes. Era un caso tan grave, que la verdadera Doris, a veces, sólo se manifestaba cinco minutos al día. Una de sus personalidades (Margaret) era particularmente traviesa y violenta; llegando incluso a autolesionarse para poder infringir dolor a la personalidad primaria. Esta identidad, además parece ser que tenía unas capacidades auditivas y visuales extraordinarias. Éstas le permitían ver en la oscuridad y escuchar conversaciones a largas distancias.

Las tres caras de Eva

Sin embargo, a pesar de la documentación previa encontrada en la literatura, el caso que dio fama al trastorno de personalidad múltiple fue el de Chris Costner. A lo largo de las sesiones, la joven mostraría otras dos identidades, tal y como se presenta en uno de los libros más famosos de la literatura psiquiátrica popular: “Las tres caras de Eva”, que también fue llevado al cine.

Eva acudió a consulta aquejada de fuertes dolores de cabeza y desvanecimientos ocasionales. Era una mujer de 25 años, educada, casada y con una hija de cuatro años.

Eva Black y Eva White

En una de las sesiones, reveló a los médicos un episodio extraño. Se había comprado unos vestidos extravagantes que no podía permitirse. Sin embargo, no recordaba haberlo hecho. Mientras lo explicaba, su actitud comenzó a cambiar; pareció estar confundida un momento y luego la expresión de su cara cambió. Abrió más los ojos, sonrió provocativamente y empezó a hablar en un tono animado y coqueto. Incluso pidió un cigarrillo a pesar de que no fumaba. Era “Eva Black”, una personalidad tan diferente que incluso tenía alergia la nailon, a diferencia de Eva White. Ésta no era consciente de la existencia de Eva Black; por el contrario, Eva Black era plenamente consciente de la otra, a la que despreciaba.

Ambas personalidades fueron sometidas a una batería de test psicológicos. Eva White tenía un cociente intelectual (CI) ligeramente más alto que Eva Black; pero ambas se incluían dentro de la normalidad. Se exploró la dinámica de la personalidad con el test de Rorschach (en el que la persona explica cómo percibe unas manchas de tinta). Las diferencias fueron espectaculares: Eva Black presentaba una tendencia dominante a la histeria y la capacidad de conformarse con las normas. Eva White, por su parte, presentaba contención emocional y rasgos obsesivo-compulsivos; además de incapacidad para aceptar su propia hostilidad.

Tres personalidades: Jane

Se creyó que el trastorno podría estar causado por haber sufrido maltratos en la infancia. Por esto, el tratamiento se centró en retrotraerla a la primera infancia. Se hizo un intento por activar ambas personalidades a la vez, y Eva entró en trance. Al despertarse, lo hizo con una tercera identidad: Jane, un personaje más capaz e interesante que Eva White. Parecía combinar las facetas positivas de las dos Evas, sin sus debilidades. Jane, era consciente de las otras dos identidades, pero ninguna de éstas era consciente de Jane.

El trastorno de personalidad Múltiple

Estos son algunos de los ejemplos más característicos que encontramos en la literatura científica. No obstante, ¿en qué consiste el trastorno de personalidad múltiple?

Este trastorno se caracteriza por la presencia de dos o más identidades distintas que toman el control de la conducta de la persona de manera recurrente. El paso de una identidad a otra se da de manera repentina. Además, aparece amnesia sobre las otras personalidades y lo que ocurrió durante ese periodo.

Las personas con trastorno de personalidad múltiple pueden adoptar hasta 100 identidades. Éstas coexisten de manera simultánea dentro del cuerpo o de la mente. En algunos casos, las identidades son completas, cada una con su propia conducta, tono de voz y gestos físicos. En otras circunstancias, sólo son distintas algunas características, puesto que las identidades son parcialmente independientes.

Las diferentes personalidades se pueden presentar de manera sucesiva (una detrás de otra), que suele ser lo más habitual; o de manera simultánea. Es decir, al mismo tiempo, llegando, incluso a producirse agrupaciones de personalidades. Como hemos visto, las personalidades pueden o bien, conocerse entre ellas y existir un continuo en la memoria (aunque las vivencias cambian, dependiendo de la personalidad dominante en ese momento). Es más, incluso pueden llegar a mantener conversaciones entre sí; no conocerse, por lo que habrá grandes lagunas amnésicas; o conocerse en una sola dirección, es decir, la identidad A, conoce a la identidad B, pero B no conoce a A.

¿Cuál es su origen?

La personalidad múltiple se caracteriza por tener su origen, como hemos visto, en la infancia. La persona experimentó, en algún momento de su infancia, un trauma significativo; por lo general, abuso sexual o físico. La patología se desarrolla tras la tendencia natural que todos tenemos a escapar del efecto absolutamente negativo asociado al abuso grave; además de una falta de apoyo social durante o después del abuso.

Por otro lado, casi con seguridad hay una vulnerabilidad biológica asociada a esta patología. Sin embargo, es difícil precisarlo con exactitud.

¿Se puede utilizar en beneficio propio?

La peculiaridad de este trastorno y el largo camino que queda en la investigación del mismo, ha llevado en algunas ocasiones a simularlo en beneficio propio. Este es el caso del “estrangulador de la ladera”. Sin embargo, con el caso veremos que es difícil simularlo. Las identidades suelen ser muy diferentes entre sí, presentando diferentes características físicas (movimientos oculares; gestos; respuestas fisiológicas; etc.). Además, los que fingen están impacientes por mostrar sus síntomas, mientras que los verdaderos afectados por el trastorno de identidad disociativo intentan ocultarlos.

A finales de los años setena, Kenneth Bianchi violó y asesinó de forma brutal a diez jóvenes en el área de Los Ángeles. Abandonó sus cadáveres desnudos y a la vista de todos en las laderas de diversas colinas. Pese a las abrumadoras pruebas de que Bianchi era el asesino, él siguió asegurando que era inocente. Esto hizo que algunos profesionales consideraran que padecía un trastorno de personalidad múltiple. Su abogado logró la intervención de un psicólogo clínico, que le hipnotizó y le preguntó si había otra parte de Kenneth con quien pudiera hablar. Alguien llamado “Steve” respondió y dijo que había perpetrado los asesinatos y manifestó que Kenneth no sabía nada. Con esta evidencia, el abogado alegó inocencia por razones de demencia.

La defensa hizo compadecer a un famoso psicólogo clínico y psiquiatra y uno de los expertos más reconocidos del mundo de la hipnosis y trastornos disociativos. Sin embargo, tras varias entrevistas con Bianchi, y con amigos y familiares de éste, estableció que no había una corroboración independiente de personalidades diferentes antes del arresto de Bianchi. Las pruebas psicológicas tampoco lograron demostrar diferencias significativas entre las personalidades. Las identidades fragmentadas verdaderas, con frecuencia puntúan de manera muy distinta en las pruebas de personalidad. En la habitación de Bianchi se hallaron, además, varios libros de texto sobre psicopatología. Por lo tanto era de suponer que Bianchi había estudiado el tema. El psicólogo llegó a la conclusión de que el asesino respondía como alguien que simula la hipnosis, no como quien queda profundamente hipnotizado. Finalmente fue hallado culpable y sentenciado a cadena perpetua.

En conclusión…

Los casos de trastornos de la personalidad múltiple son muy raros, pero se cree que casos más leves son habituales. Las estrategias de las que se sirven los terapeutas en la actualidad para tratar este trastorno se fundan en el conocimiento clínico acumulado. El objetivo fundamental es identificar las claves o activadores que provocan los recuerdos del trauma y neutralizarlos. Lo que es más importante, el paciente debe afrontar y liberar el trauma temprano y obtener el control de los sucesos horribles, al menos cuando estos tienen una recurrencia en la mente del paciente.

La minuciosa documentación de estudios de casos similares ha inspirado protocolos de diagnóstico y tratamiento que hacen muy tratable este trastorno.

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