
Por qué después de comer tengo ansiedad
¿Te sientes especialmente nervioso después de ingerir ciertos alimentos? ¿Un plato en concreto te produce ansiedad? A continuación, te detallamos por qué después de comer sientes ansiedad.
Por qué después de comer tengo ansiedad
Si crees que puedes necesitar ayuda, en Psynthesis Psicología estamos a tu disposición. Infórmate sobre nuestros servicios de terapia psicológica y tratamientos para la ansiedad.
Existen ocasiones en las que la ansiedad aparece sin motivo aparente. Te encuentras tranquilamente en tu casa, en el trabajo, o en una comida con amigos y ¡bum!, aparecen los síntomas sin avisar. La presión en el pecho se vuelve intensa, aparecen los mareos, las sudoraciones, y nos cuesta respirar.
Si eres una persona que siente con regularidad ansiedad, seguramente sepas apreciar el patrón que la desencadene. Sin embargo, hay veces que la ansiedad hace su aparición en momentos poco previstos, como puede ser después de comer.
Por este motivo, a continuación, vamos a ver cuáles son los principales motivos por los que aparece la ansiedad después de comer.
Principales fuentes de ansiedad después de comer
Antes de comenzar debemos tener en cuenta que no es lo mismo sentir ansiedad después de comer que comer por ansiedad. Cuando hablamos de ansiedad por la comida nos referimos al uso de la comida como manera de gestionar o responder a la ansiedad, de manera que el alimento se convierte en una compulsión para aliviar los síntomas de la ansiedad.
Por lo tanto, si tu manera de gestionar la ansiedad es a través de la comida es posible que esto se deba a otros motivos de los que se explican a continuación.
Alimentos desencadenantes
Existen algunos alimentos que pueden provocar síntomas de ansiedad, incluso aunque no afecten directamente al nivel de azúcar en sangre. Entre ellos se encuentran el queso, las carnes curadas, la cafeína, las grasas trans, el azúcar, la harina, los carbohidratos refinados o el alcohol.
Hipoglucemia reactiva
Consiste en un bajón repentino de azúcar en sangre después de comer. Esta bajada de azúcar se prosigue de un aumento de la producción de insulina, haciendo que la persona se sienta ansiosa, irritable y algo confundida. También puede ocurrir cuando se consume alcohol o cafeína con el estómago vacío.
Para evitar este efecto se recomienda llevar un diario de alimentación durante una semana. De este modo podemos anotar aquellos patrones de alimentación y sacar nuestras propias conclusiones sobre qué es lo que nos produce esta sensación o en qué momentos del día se produce.
Alergias alimentarias
Padecer alergia por algún alimento supone sufrir síntomas desde muy leves hasta graves, siendo algunos de ellos parecidos a los de la ansiedad o a los de un ataque de pánico que está a punto de surgir.
Estos síntomas pueden ser dificultades para respirar, hormigueo en la boca, opresión en la garganta, náuseas, dolor de estómago o taquicardia. Se suelen producir alrededor de una hora después de haber comido, o incluso cuando realizamos ejercicio poco después de levantarse de la mesa.
En los casos más graves de alergia alimentaria se puede llegar a sufrir una anafilaxia si no se toma el medicamento adecuado o no se acude rápidamente a urgencias, peligrando en gran medida la vida de la persona.
Al recuperar viejos hábitos alimenticios
Cuando decidimos eliminar un alimento de nuestra dieta, ya sea por salud o para adelgazar, pero un día nos apetece comerlo, no es raro pensar que no se debería haber tomado y comenzar a dudar si hemos hecho lo correcto.
Ante estas situaciones hay que tratar de pensar que no pasa nada, y que no nos tiene por qué sentar mal, ya que crear un hábito requiere tiempo, paciencia y mucha autocompasión con uno mismo.
Experiencias negativas previas
La comida muchas veces viene asociadas a recuerdos; y si estos son desagradables no es de extrañar que las sensaciones que nos acompañen sean negativas.
Por este motivo, si tomamos un plato determinado y nos acordamos de un momento desagradable, se puede producir un momento de tensión acompañado de sensaciones de ansiedad. En estos casos lo mejor es no exponerse al alimento si no sabemos gestionar las sensaciones que lo acompañan, y acudir a un psicólogo para que nos ayude a superar la situación traumática que viene asociada.
Desórdenes alimenticios
Las personas que padecen desórdenes alimenticios, como la anorexia, la bulimia o la pica, saben de primera mano como de unidas van la comida y la ansiedad.
Aparecen síntomas como la culpa, la vergüenza, el nerviosismo o la angustia. Además, al ir de la mano con el autoconcepto y la autoestima, aparecen ideas o pensamientos relacionados con el rechazo de la imagen corporal o traumas diversos. Ante estas situaciones debemos ser conscientes de la enfermedad y ponernos en manos de un especialista, confiar en él y tener mucha paciencia durante el proceso, confiando siempre en que se puede solucionar.
Ya sabes que desde Psynthesis Psicología nos ponemos completamente a tu disposición, y ayudarte a gestionar la ansiedad. No dudes en contactar con nosotros y pedir tu cita.