
Secuelas de estrés postraumático
El Trastorno de estrés postraumático, conocido también por sus siglas TEPT, es una consecuencia psicológica a la exposición a uno o varios acontecimientos traumáticos. Se reconoció por primera vez en la tercera edición de DSM, en 1982, en referencia a las secuelas que afectan a una persona tras un evento muy estresante, y que terminan configurando un trastorno mental.
Secuelas del Trastorno de estrés postraumático
Hay de diferenciar el Trastorno de estrés postraumático del Trastorno de estrés agudo. Ambos son diagnósticos psiquiátricos relacionados con traumas y factores estresantes y presentan síntomas muy parecidos. La diferencia principal es la duración de estos síntomas. El estrés agudo puede prolongarse de tres días hasta un mes y comienza a manifestarse de forma inmediata tras el trauma. El estrés postraumático se prolonga más de un mes y los síntomas pueden comenzar mucho tiempo después del acontecimiento traumático.
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Estos son algunos de los síntomas más característicos de este trastorno:
Flashbacks
Los flashbacks son recuerdos intrusivos, involuntarios y angustiosos que hacen que la persona vuelva a experimentar el trauma, por más que trate de olvidar el suceso. Suelen ser recuerdos muy vívidos y realistas que se presentan durante la vigilia, o pesadillas angustiosas y recurrentes. A veces estos flashbacks desembocan en estados disociativos en los que el sujeto siente y reacciona como si realmente estuviese reviviendo el trauma.
Síntomas disociativos
La disociación es una experiencia difícil de comprender, que puede escribirse como un estado de desconexión entre los recuerdos, la identidad y las emociones. En el caso de pacientes de TEPT, los síntomas disociativos se relacionan con los momentos de flashback o reexperimentación traumática. Durante esos instantes, que pueden durar minutos u horas, el sujeto es incapaz de distinguir el pasado del presente. La disociación puede ser un trastorno en sí mismo y provocar lagunas en la memoria y estados de despersonalización.
Hiperalerta
Después de vivir un acontecimiento traumático, la persona puede permanecer en un estado de hiperalerta que se manifiesta de diferentes formas. Por ejemplo, puede haber una gran sensibilidad ante sonidos fuertes o movimientos bruscos. También pueden desarrollarse fobias en relación con situaciones, lugares u objetos relacionados con el trauma. Algunos pacientes con estrés postraumático pueden manifestar irritabilidad y comportamientos agresivos, con el entorno o con ellos mismos, y desarrollar conductas autodestructivas como abuso de alcohol y otras sustancias.
Vergüenza tóxica
La vergüenza tóxica es muy común tras situaciones de maltrato y abuso, físico o emocional. Está muy relacionada con la culpabilidad y afecta profundamente a la autoestima. La persona afectada se siente inadecuada, indigna, avergonzada, incluso merecedora de lo que le ha ocurrido. Es una autodesvalorización exagerada que en muchos casos impide a la víctima pedir ayuda o exigir justicia o resarcimiento por lo ocurrido.
Estados emocionales negativos
Tras un suceso de estrés intenso es normal experimentar emociones negativas durante un tiempo. Pero en el caso del estrés postraumático, estas emociones se prolongan y afectan gravemente al bienestar y la calidad de vida. Algunas de esas emociones son miedo, enfado, culpa, vergüenza, terror o tristeza, y suelen influir en el comportamiento del individuo y su forma de relacionarse con el entorno.
El Trastorno de estrés postraumático es una enfermedad mental que requiere terapia profesional para superarse.
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