
El síndrome del trabajador quemado
El síndrome del trabajador quemado puede llegar a suponer un verdadero problema tanto para el empleado como para la organización en la que trabaja. A continuación te mostramos en qué consiste, los síntomas que conlleva y algunas claves para poder hacerle frente.
¿Qué es el síndrome del trabajador quemado?
En cada puesto de trabajo pueden ocurrir infinidad de situaciones que producen desgaste y apatía en los empleados. Puede deberse a la impotencia causada por un jefe que no escucha; al mal reparto de incentivos económicos; o a la sensación de no estar aportando valor a la compañía.
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Si sufrimos día a día este tipo de situaciones, es más que comprensible que acabemos “quemados”.
El síndrome del trabajador quemado (o “burnout”) es un tipo de estrés laboral, que provoca en el trabajador un estado de agotamiento físico, emocional y mental; y que deja mella en la autoestima de aquellos que lo sufren.
El problema del burnout es que se da en un proceso paulatino, en el que poco a poco la persona va perdiendo el interés en su puesto de trabajo, en sus tareas y funciones, llegando a provocar incluso depresión si no se gestiona a tiempo. Este síndrome sería la respuesta extrema a un estrés crónico en un contexto meramente laboral, incluyendo aspectos organizaciones y sociales, aunque esto no quiere decir que no afecte a la vida personal de quien lo sufre.
¿Cuál es entonces la diferencia entre el estrés y el síndrome del trabajador quemado? La diferencia radica en que el estrés tiene una función adaptativa, ya que sentir cierto grado de estrés en nuestra vida nos permite responder a las demandas de nuestro entorno. En cambio, el síndrome del trabajador quemado no produce tales efectos, y más que prepararnos para lo está sucediendo, nos incapacita.
Síntomas del síndrome del trabajador quemado
El síndrome del trabajador quemado puede darse en cualquier ocupación en la que exista una discrepancia entre las expectativas laborales del trabajador y la realidad de las tareas; en ambientes laborales con exceso de tensión y/o desagrado; o con relaciones laborales conflictivas.
Entre sus síntomas podemos encontrar un agotamiento físico y emocional intenso, despersonalización y cinismo, y desmotivación.
Agotamiento físico y emocional
Como señales de agotamiento físico podemos encontrar fatiga crónica, pérdida de apetito o aumento de peso. También se incluyen alteraciones psicosomáticas, tales como dolores musculares, problemas gastrointestinales, migrañas, y en el caso de las mujeres, desregulación del ciclo menstrual.
En cuanto a las señales de agotamiento emocional, la ansiedad y el estrés ocupan un papel principal, aunque también tienen relación la aparición de trastornos adaptativos.
Despersonalización y cinismo
El burnout o síndrome del trabajador quemado influye y cambia el comportamiento de aquel que lo sufre, llegando a adoptarse actitudes de desapego e indiferencia.
También se incluyen la irritabilidad; y como forma de actuar del trabajador, se produce un endurecimiento del trato con aquellos que le rodean.
Todo esto da como resultado un empobrecimiento de su compromiso hacia el trabajo y en sus relaciones laborales, sin olvidarnos de su familia y entorno social.
Disminución de la productividad y desmotivación
Con todo lo comentado anteriormente, es más que comprensible que el trabajador vea su productividad reducida. A su vez, existe una desmotivación que genera frustración y una falta de realización personal.
Se produce falta de atención en lo que se hace, olvidos o “despistes”, y un claro desinterés por lo que se hace.
De este modo se crea un círculo vicioso que se retroalimenta constantemente; ya que, al ser incapaz de cumplir con sus obligaciones como empleado, la carga de trabajo pendiente aumenta, y con ello su sensación de fracaso.
¿Qué se puede hacer para frenar el síndrome del trabajador quemado?
Debemos tener claro que el síndrome del trabajador quemado surge debido a factores de riesgo personales, como podría ser la baja tolerancia a la frustración; y otros relacionados con la organización, como por ejemplo, sobrecarga de trabajo o falta de apoyo. Si conseguimos identificar aquello que está alimentando el burnout se podrá hacer un plan para mitigar sus efectos.
Es importante que a la hora de tratar este síndrome se evalúen las opciones, por lo que comentarlo con un supervisor puede ser de gran ayuda para cambiar las expectativas y así dar lugar a compromisos y soluciones.
También se recomienda intentar adoptar un cambio de actitud que permita descubrir aspectos positivos del puesto de trabajo, establecer relaciones con los compañeros, tomarse pausas y realizar actividades placenteras.
A su vez, es interesante evaluar los intereses, habilidades y pasiones del empleado; ya que nos ayuda a decidir si es necesario el cambio a un trabajo alternativo que sea menos exigente y que se ajuste a los intereses de la persona.
En resumen, para hacer frente al síndrome del trabajador quemado es vital identificar y modificar las condiciones de trabajo que han producido esa situación, llegando incluso a ser necesario una reubicación del trabajador o un acompañamiento en el puesto de trabajo para rectificar los hábitos adquiridos.
Y, por último, y no menos importante, la búsqueda de apoyo en el círculo de la persona y el asesoramiento psicológico son herramientas de gran ayuda.
En Psynthesis Psicología somos expertos en el tratamiento del burnout y el estrés laboral, por lo que si sientes que tu situación en el trabajo te está sobrepasando estaremos encantados de ayudarte en todo lo posible.
¡Nos vemos en el próximo artículo!