
Un problema de actitud
Podemos observar a diario, que unas personas parecen más felices que otras. Todos conocemos a alguien que, incluso en circunstancias adversas, tiene facilidad para mantener la alegría y el buen humor, o tiene gran capacidad para conseguir y luchar por los objetivos que se ha propuesto.
Ser más o menos felices o la forma en que afrontamos nuestra vida y nuestras circunstancias, es cuestión de actitud.
¿Qué entendemos por «actitud»?
Una actitud es la opinión que tenemos de las cosas, de las personas con sus ideas y creencias. Es lo que sentimos en general. Nuestras actitudes hacia algo (la vida; el entorno; las personas; hacia nosotros mismos; etc.), son una mezcla de lo que asociamos a ese algo, sus cualidades y cuánto creemos que tiene de positivo y negativo.
Es natural que lo que se piensa de algo afecte a nuestra conducta. Nuestras actitudes están formadas por creencias y valores que hemos ido construyendo durante mucho tiempo. Es por ésto, que son profundas y difíciles de cambiar. Sin embargo, eso no quiere decir que no podamos cambiarlas. Es difícil, pero no imposible.
Hay algunas actitudes que parecen que están asociadas al bienestar. Mientras que otras, en cambio parece que lo van saboteando.
¿Las personas optimistas son más felices?
Mirar al futuro y tener la capacidad de ver cosas positivas es un factor clave para afrontar las situaciones y para nuestro bienestar. En general, las personas optimistas tienden a pensar que las situaciones inciertas, se solucionarán con éxito; que el futuro será bueno; y que podrán superar las dificultades que aparezcan en su camino. Eso no quiere decir que no sean realistas. Simplemente, asumen que los problemas tendrán un final feliz. Esto se debe a que interpretan que esas situaciones les ofrecen oportunidades, no solo obstáculos. Por eso, las personas optimistas tienden a ser más tenaces y poseen mayor sensación de control. De hecho, modelan sus pensamientos y conductas hacia el éxito.
La actitud de las personas optimistas favorece a que les ocurran cosas positivas. Esto ocurre porque su pensamiento y comportamiento van dirigidos a ello. Sin embargo, la actitud de los pesimistas les lleva a ser más pasivos y menos creativos. Además piensan y se comportan desde el miedo, lo que les complica seguir adelante. Consideran que las dificultades no acabarán bien. Por su parte, las personas optimistas consideran que los éxitos son consecuencia de ellos mismos, de su esfuerzo, pensamiento y trabajo; mientras que los fracasos vienen de circunstancias externas o situaciones personales pasajeras. Muy pocas veces asocian el fracaso a que ellos sean incompetentes. El optimista piensa que las cosas le irán mejor en el futuro, en parte porque confía en su propia capacidad para conseguir que así sea, mientras que el pesimista cree que el futuro será negativo, ya que no siente realmente que conseguir ciertos logros pueda depende de él.
Se agradecido
Las personas agradecidas son más felices. Aquellas personas que son capaces de valorar lo que han recibido suelen presentar niveles más elevados de felicidad. En un estudio realizado en 2003 por Emmons y McCullough, concluyo que la gratitud se asocia a bienestar. Se observó que al recopilar cada semana cinco cosas positivas por las que nos sintiéramos agradecidos, aumentaba de manera significativa el bienestar y optimismo hacia el futuro. Es más, incluso hay una disminución de las molestias físicas. La gratitud parece ser una actitud que potencia de forma positiva el bienestar.
No te compares con los demás
Otro punto interesante a tener en cuenta sobre nuestra forma de afrontar el día a día, es la mala costumbre que tenemos de compararnos con los demás. Si alguien se siente feliz, o se siente bien consigo mismo, no da tanta importancia a si otras personas cercanas están mejor o peor que ellos. Cuando estamos seguros de nosotros mismos y nos sentimos a gusto, no nos comparamos con los demás. Esto nos permite disfrutar mucho más de las experiencias y evita frustraciones innecesarias.
¿Todo es cuestión de actitud?
Dependiendo de la actitud hacia las circunstancias y, en general, hacia la vida, las personas afrontan los altibajos de forma diferente. En concreto, cuando se tiene una actitud positiva, las personas utilizan estrategias más creativas y útiles para verse menos expuestos a las cosas negativas del día a día. Las personas más positivas, no suelen dar demasiada importancia a los pequeños fracasos que pueden experimentar, no se quedan enganchados a ellos, sino que siguen mirando hacia delante. Minimizan las cosas que no consiguen y ven más aspectos positivos que el resto sobre lo que sí han conseguido. Además, cuando les sucede algo negativo, minimizan aquello que supone una limitación y utilizan más el sentido del humor.
Es más, aquellas personas que tienen una actitud positiva, tienen mucho más cuidado al pensar. Saben que cuando dan demasiadas vueltas a un fracaso, una discusión o cuando están desanimados, se abre una vía más directa y rápida a la depresión. Cuando dedicamos mucho tiempo a pensar con un estado de ánimo negativo, las posibilidades de interpretar negativamente la realidad aumentan de forma exponencial. Tenemos menos capacidad para resolver problemas si estamos en un estado de ánimo deprimido.
Las personas valemos muchísimo, pero no por nuestros conocimientos o habilidades si no por nuestras actitudes, por nuestra forma de ser. Si cuidamos y potenciamos nuestra actitud, podremos conseguir casi cualquier cosa. En la vida hay momentos durísimos: las personas que queremos enferman; pierden su trabajo; fallecen, etc., y es, cuando pasan estas cosas, cuando nos paramos un poco y empezamos a pensar qué es lo importante, cómo estamos viviendo, qué actitud tenemos ante la vida.
Por eso, es importante moldear nuestra actitud hacia lo que nos rodea, es importante ser agradecido y valorar lo que tenemos, y sobre todo, tener ilusiones.
Importancia de la actitud
La actitud no consiste en hacer cosas extraordinarias. La actitud consiste en disfrutar de las pequeñas cosas ordinarias. Nos guste o no, la vida es como es, no como nos gustaría que fuera. Nunca podremos hacer nada para cambiar las circunstancias, porque las cosas vienen como vienen. Pero eso sí, siempre podemos elegir nuestra actitud. Es verdad que las circunstancias influyen y que el entorno condiciona (muchísimo), pero somos nosotros quienes decidimos nuestra actitud y cómo afrontar nuestras circunstancias.
Hay muchas cosas para tener una buena actitud ante la vida, pero lo fundamental es entender que la actitud depende solamente de nosotros mismos. Podemos realizar nuestras actividades favoritas, quedar con los amigos, valorar y disfrutar los pequeños momentos. Hay miles de cosas que nos van a ayudar a mejorar nuestra actitud y potenciarla más positivamente, pero lo básico es recordar que ante unas circunstancias que nos hacen perder el ánimo, debemos buscar los recursos que nos permitan mantener una actitud más positiva hacia esas situaciones.
Como psicóloga en Madrid, sé que si quieres puedes cambiar la actitud porque es decisión nuestra cómo afrontar la vida. ¿Cuál es tu actitud? Tú eliges.
One thought on “Un problema de actitud”
MelvynPublicada el 2:32 am - Feb 1, 2022
Hola mi nombre es Melvyn Muñoz y me gustaría recibir su ayuda tengo problemas de actitud y necesito su ayuda
Dra. Blanca Fernández TobarPublicada el 6:21 pm - Feb 1, 2022
Hola Melvyn, te envío la información por correo electrónico. Un saludo.
Dra. Blanca Fernández Tobar
ErikaPublicada el 2:04 am - Feb 2, 2022
Hola buenas noches también tengo mala actitud me podrías ayudar. De antes mano muchas gracias
Dra. Blanca Fernández TobarPublicada el 10:31 am - Feb 7, 2022
Hola Erika, te envío la información por correo electrónico. Un saludo
Dra. Blanca Fernández Tobar